Cuando presentas tu amada obra maestra y la otra parte dice: ¡No, gracias!
A finales de 2017, tenía muchas ganas de escribir. Era normal porque desde mi infancia siempre tuve «mi diario íntimo», sin embargo, esta vez sentí que tenía que comunicar hacia afuera…En cuanto tuve mi primer manuscrito, pensé: «woow esto es una obra maestra, tengo que mostrársela al mundo». Por supuesto, creo que es lo que supone todo escritor novato que nunca reflexiono sobre la imposibilidad de vivir de la profesión.
Sin detenerme demasiado, pensé que era lo más. No tarde mucho tiempo en enviarlo a las editoriales y aunque no lo crean, ¡me contestaron con un rechazo! (Sí, digo, «no lo crean», porque el 99% de las veces no responden ni avisan que fuiste descartado), así que puedo decir: ¡fue un honor ser rechazada!
Pero más allá de mi primer no, que, dicho sea de paso, podría estar justificado, por no ser un sector tan popular (erótico), sí, cada siglo sale un libro al estilo 50 sombras, pero el resto del tiempo no. Y las editoriales buscan invertir en negocios, no es caridad social. Sin embargo, me gustaría contarte el detrás de escena de ese sentimiento. Yo consideraba que tenía en mis manos una obra maestra, lo intente varias veces. Me sentía fatal a medida que el tiempo avanzaba y nada sucedía. Pensaba: ¡hey mírame, mírame!
Y por eso me pregunto: ¿Cuántas veces te paraste frente a alguien y dijiste: ¡hey mírame, mírame!, y no obtuviste ninguna respuesta de parte del otro? ¿Cuánto tiempo permanecemos en lugares donde nos rechazan una y otra vez o donde ni siquiera nos ven?
A veces enseñamos la obra a las personas equivocadas. ¿Será la razón? Eso sí, me sucedió. Enviar mi manuscrito a editoriales que no eran. Estar golpeando puertas que nunca abrirían. «Un error de principiante», dicen. Las personas tienden a decir que no a lo diferente, a lo que no conocen. ¿Sería la razón para justificarlo? Te diré esto: quizás estamos llevando nuestra obra maestra a un lugar donde nunca podrán deslumbrarse ante ella.
¿Cómo te llevas con el rechazo? ¿Serias capaz de ser resiliente mientras que ves como tu obra es una y otra vez rechazada? y mientras que no das con la contraparte que pueda apreciar su belleza.
¿Queres saber que se siente ser rechazado una y otra vez, y vivir la fría indiferencia sin que tu corazón apasionado se congele? Entonces, tu nuevo reto es escribir una novela y empezar a enviarla a una editorial, una y otra vez. Si lo sostienes por 2 años, (¿Por qué tanto? Primero porque una vez recibida, que son en momentos específicos del año, ellos dan fechas límites, donde anuncian el elegido, la mayoría premios, pequeños, grandes). En líneas generales, encontrar editoriales que reciban manuscritos sin que sean premios o concursos, es como buscar pepitas de oro en el medio del pacifico sin traje de buceo. Pero te aseguro que, si persistís luego de 2 años, quizás no obtengas ningún contrato ni interés en tu obra, pero con seguridad te volverás más resiliente.
¿Acaso somos mártires? Puede ser, ¿por qué no?
¿Y porque lo repetimos una y otra vez?
Nos acostumbramos a entregar nuestra obra a quien no la valora, y como si no fuera poco sumergidos en el pacífico para que nos paguen centavos.
Me pregunto: ¿Serias capaz de mantenerte fuerte y marcharte con dignidad? Te confieso la verdad, la mayoría de veces la respuesta es:
(«No»)
Algunas veces no somos capaces de irnos, porque en algún momento aprendimos que debemos permanecer en el mismo lugar porque la escasez de amor es lo único que conocemos y estamos cómodos, porque es el único lenguaje que hablamos.
Y sí, seguimos ofreciendo nuestra obra sagrada a quien no puede apreciarla. Lo intuimos, y nos quedamos sabiéndolo y el tiempo pasa, envejecemos, y dormimos tranquilos, porque sabemos que estamos en nuestro lugar de comodidad, aunque claro…
sostenidos en manos de hielo.
¿Cuál es el costo que a simple vista no vemos pero que tiene mucho valor?
1) El tiempo, lo que nunca regresa.
2) Nuestra autoestima. Una percepción interior que se desgasta día a día al permanecer en el lugar incorrecto.
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